Cuando me quedé embarazada conocí EPEN, me ayudaron muchísimo. Aprendí que el parto es una función fisiológica, logré confianza y fuerza para poder parir y sobre todo información, mucha información, cosa que raramente se consigue de los médicos. Al final del embarazo me hice socia. Quería participar y colaborar. Sabía que cuando naciera el bebé no tendría mucho tiempo, pero quería por encima de todo poder ayudar a otras mujeres. Hace poco en la lista de socias se planteó el tema de escribir en el blog algo sobre turismo obstétrico y pensé '¡Esta es la mía¡'. Ha sido de momento mi granito de arena.
martes, 28 de septiembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
LA NUMERO 10
Pues sí, a Héctor también le gusta Quique González, hay que tener en cuenta que estuvo en un concierto en la barriguita de mamá. Lo curioso es que tiene canción favorita, la número 10 del nuevo disco, no me acuerdo del nombre. No me preguntes por qué pero en el coche pongo el disco muchas veces y cuando canto esa le encanta, se ríe y todo.
Ya tengo entrada, intentaré ir al concierto, es pronto y Héctor se puede quedar con su papá, lo que ocurre es que con los peques hasta el último momento no se sabe si se podrá.
martes, 27 de julio de 2010
MÚSICA Y NIÑOS
domingo, 25 de julio de 2010
COSAS DE MADRES
lunes, 14 de junio de 2010
LA INDEPENDENCIA
Me resulta muy curioso que en nuestra sociedad se vea como normal que a los treintaytantos los hijos sigan viviendo en casa de los padres pero se considere una aberración que a los 4 meses duerman en la misma habitación. Sí, hay pediatras que recomiendan que el bebé duerma en otra habitación a partir de los 3 meses apelando a la independencia de éste.
A mi me parece una barbaridad ¿creen de verdad que un bebé de tres meses puede ser independiente? Lo que sí que creo es que a veces lo más cómodo para los padres se vende como el bien para el niño. Miren lo que dice Carlos González sobre el tema.
'' La independencia es uno de los grandes temas de la puericultura moderna. ¡Todos queremos hijos independientes! Que se levanten y se acuesten cuando les dé la gana, que sólo hagan los deberes si les apetece, que decidan por sí mismos si quieren ir a la escuela, que se pongan la rapa que más les guste y que coman lo que quieran.
¡Ah no! No ese tipo de independencia. Queremos que nuestros hijos sean independientes, pero que hagan exactamente lo que les digamos. O mejor, que adivinen nuestros pensamientos y hagan lo que queramos sin necesidad de decirles nada...
En realidad lo que mucha gente piensa cuando dice ''quiero que mi hijo sea independiente'' es '' quiero que duerma solo y sin llamarme, que coma solo y mucho, que juegue solo y sin hacer ruido , que no me moleste, que cuando me voy y lo dejo con otra persona se quede igual de contento''.
miércoles, 9 de junio de 2010
NACIMIENTO DE HÉCTOR. El parto
Recuerdo que las contracciones comenzaron a ser más constantes y molestas, dónde mejor las llevaba era en la pelota. Me cansaba de la misma posición y tenía que variar asi que alguna también la pasé en la hamaca y en la cama a cuatro patas, pues era la postura que me habían recomendado Gloria y Enrique para que el bebé se colocase mejor para salir. Aquí comencé a perder la noción del tiempo, cuando llegó Jesús las contracciones eran ya cada minuto y apenas tenía descanso. Ya eran muy dolorosas y ante la perspectiva de toda la noche así grité que yo así no aguantaba hasta la mañana siguiente. De pronto me entraron unas ganas tremendas de ir al baño y me fui al vatér a empujar. ¡mira que lo había leído veces¡ cuando entran ganas de empujar es que es ya el expulsivo, pero era tan pronto y no había roto aguas que ni me imaginé que ya estuviera cerca el final.
Una de esas veces empujando ví que tenía un poco de sangre y me asusté un montón, aquello dolía mucho, no había apenas descanso... el pánico se apoderó de mi y cuando llegó la auxiliar y me dijo que Gloria me había preparado la bañera y que bajara a paritorio le dije 'Dile a Gloria que suba porque a mi se ma ha roto el útero'. Lo recuerdo ahora y me resulta hasta cómico pero eran todos los miedos que tenía en el subconsciente, y que salieron en ese momento.
Aún así me convencieron para bajar a paritorio y una vez allí al ver Gloria que estaba en el expulsivo me dijo que la bañera estaba preparada, que si quería podía tenerlo dentro, pero que tuviera en cuenta que el expulsivo en el agua era más lento, asi que decidí no meterme. Entonces me preguntó si quería poner música o velas y si habíamos traído cámara de fotos. Yo decía 'mis velas, mis velas' y Jesús subió a la habitación a buscar las velas que había comprado unos meses antes con todo mi cariño y a por la cámara de fotos.
Mientras yo hablé con Gloria sobre mi miedo a la ruptura uterina y ella me dijo que me quitara eso de la cabeza, que así no lograría parir. Me puso el monitor y vimos el latido bien y me tranquilicé, pensé que tenía que confiar en ella y le confesé que me estaba cagando, sí literalmente, así era aunque suene escatológico esa era la sensación, me puse en cuclillas a empujar y ella me dijo que no me preocupara que todas las mujeres se hacían caca, que empujara sin miedo si no mi hijo no podría nacer. De esta forma, yo me puse en cuclillas, me puso debajo la silla de partos mientras le dijo a Jesús que se sentara detrás y me sujetara. Todo esto ya lo recuerdo como un sueño, estaba totalmente endorfinada, y en eso que había leído que le llaman el planeta parto.
Aquí volvió a entrarme un pánico terrible, el cuerpo empujaba sólo de una forma brutal, me daba muchísimo miedo. Recuerdo que Gloria me decía que mirara y me tocara para ver cómo iba asomando la bolsa, que todavía seguía intacta, pero yo estaba muy concentrada en empujar y no quería mirar. El expulsivo fue realmente corto, recuerdo haber empujado unas cuatro o cinco veces, en la penúltima es verdad que sentí como si me rompiera en dos, y en el último sentí perfectamente como el bebé asomaba la cabecita. En ese momento Gloria me dijo que parara, sentí que algo pasaba, de nuevo me pidieron que empujara, ahora sentí los hombros perfectamente. De pronto lo tenía encima, era mi hijo, no podía creerlo, recuerdo nítidamente su tacto y sobre todo su olor ¡qué bien olía¡ Le pregunté a Gloria que si venía con vuelta y me dijo que sí pero que estaba perfectamente, le toqué el culito y busqué si era niño o niña, ¡era niño¡, se llamaría Héctor y me acordé de todas las que viendo mi barriga me habían pronosticado que tendría una niña y me hizo mucha gracia. A partir de ahí de todo lo que pasó en el paritorio sólo me acuerdo de que no podía parar de mirar a Héctor. Su padre cortó el cordón, alumbré la placenta muy rápido, la que por cierto está en el congelador esperando que plantemos un árbol. Después llegó el gine, no le dio tiempo a estar en el expulsivo debido a la rapidez, eran las siete menos cuarto de la tarde, me cosió de un desgarro que me había hecho, 5 puntos, ninguno interno, de hecho se ha curado genial y muy rápido. Discretamente recogieron y limpiaron y nos dejaron solos a los tres, fueron unos momento inolvidables.
Cada vez me alegro más de haber hecho 700 km para dar a luz, sin duda ha merecido la pena.
Me gustaría agredecer el apoyo a mucha gente que ha estado a mi lado. Por supuesto a todo el personal de la clínica Acuario, por hacer un sitio tan especial para dar a luz y para nacer, sobre todo a Gloria que permitió que mi hijo naciera con su bolsa intacta y supo acompañarme respetuosamente en esos momentos tan importantes. A Jara y Lolo por animarme a tomar la decisión de ir a Acuario, a Marta y Noe por sus ánimos y confianza en que podía hacerlo. A mis padres por respetar en todo momento mis decisiones y sobre todo a Jesús, porque en todo momento confió en mí, no dudó ni un instante y entendió mis ganas de vivir el parto de nuestro hijo de una forma natural y respetada, me acompañó y vivió estos momentos tan especiales para los dos a mi lado.
Lo único que me queda por decir es que a mi intentaron robarme estos momentos y me duele que diariamente se los roben a muchas mujeres y sus bebés, espero que poco a poco los profesionales confíen más en el cuerpo y la sabiduría femenina para parir, de esta forma se ahorraría mucho sufrimiento en los paritorios españoles. Y bueno, espero que mi relato sirva a alguna futura mamá igual que a mi me sirvieron todos los que leí en mi embarazo.
NACIMIENTO DE HÉCTOR. Preparto
Por otra parte estaba convencida que las contracciones pararían al llegar la mañana porque siempre había pensado que pariría de noche, pero no fue así. Las contracciones eran cada vez más molestas y frecuentes. Recuerdo que me llamó mi hermano y apenas pude ya hablar con él. En ese punto sentía perfectamente cómo el bebé empujaba y después venía la contracción, era realmente emocionante.
No sé qué hora era cuándo Jesús me dijo que él creía que ya debíamos irnos a la clínica, al final llamamos primero a ver qué me decían. Me encantó escuchar a Gloria al otro lado, pensé 'Quiero parir con ella' pues la conocía de la preparación y me daba mucha confianza. Ella me dijo que fuera para hacer unos monitores, escuchar al bebé y así me quedaba tranquila, y eso hicimos.
NACIMIENTO DE HÉCTOR . Preliminares
Cuento todo esto porque me parece esencial para entender que para mí el parto de mi hijo Héctor ha sido algo muy especial.
Hace 4 años me operaron de miomas y en ningún momento me dijeron que esto fuera a influir a la hora de dar a luz. Cuál no fue mi sorpresa cuando estando embarazada de 8 semana, acudo a mi ginecólogo (el que me operó) y antes incluso de explorarme me dice que sería una cesárea programada, que no hay alternativa, que con mi operación no iba a encontrar ningún lugar en el mundo dónde me dejaran ni siquiera, ponerme de parto. Yo me quedé helada porque a esas alturas ya había comenzado a informarme sobre los distintos tipos de parto y fantaseaba con un parto lo menos medicalizado posible, asi que el mero hecho de nombrar la cesárea me daba pavor. No pude evitar comenzar a llorar como una niña, desesperadamente y sin consuelo mientras él repetía que no podía parir que mi útero no lo resistiría. Mi sueño de vivir el parto de mi hijo se esfumaba sin ni siquiera comenzar. Nada más salir de la consulta Jesús me animó y me propuso no rendirnos y consultar a otros médicos.
Nos pusimos manos a la obra y visitamos a 3 médicos distintos en Madrid, uno de ellos Emilio Santos, con el que llevé el final del embarazo. Necesitaba el informe de quirófano para que los médicos pudieran valorar la cicatriz y darme su opinión pero al solicitarlo me llevé la triste sorpresa de que estaba en blanco, sí, sí, en blanco, el médico no lo había rellenado, ni una sola anotación asi que no sabré nunca cómo fue en realidad mi operación. A pesar de eso, todas las opiniones que encontré fueron favorables a intentar el parto vaginal, eso sí no se debería utilizar ni oxitocina, ni prostaglandina, ni epidural porque eso sí que era peligroso para mi útero con la cicatriz. Además tendría que ser en un lugar con quirófano por si al final era cesárea. De esta forma y teniendo en cuenta que me lo cubría el seguro, la clínica Acuario fue el lugar elegido para dar a luz a pesar de estar a 700 kilómetros de casa.
En las vacaciones de Navidad nos dimos un viajecito a Beniarbeig (el pueblo dónde se encuentra la clínica Acuario) y allí Enrique Lebrero, uno de los gines me dijo sinceramente que era una tontería afirmar que yo no podía parir, tanto cómo decir que sí podía. Que tenía que ponerme de parto y luego se vería. Esto fue determinante para tomar la decisión. Mi fpp era el 2 de Abril y el 18 de Marzo partimos camino del Mediterráneo.