Recuerdo que las contracciones comenzaron a ser más constantes y molestas, dónde mejor las llevaba era en la pelota. Me cansaba de la misma posición y tenía que variar asi que alguna también la pasé en la hamaca y en la cama a cuatro patas, pues era la postura que me habían recomendado Gloria y Enrique para que el bebé se colocase mejor para salir. Aquí comencé a perder la noción del tiempo, cuando llegó Jesús las contracciones eran ya cada minuto y apenas tenía descanso. Ya eran muy dolorosas y ante la perspectiva de toda la noche así grité que yo así no aguantaba hasta la mañana siguiente. De pronto me entraron unas ganas tremendas de ir al baño y me fui al vatér a empujar. ¡mira que lo había leído veces¡ cuando entran ganas de empujar es que es ya el expulsivo, pero era tan pronto y no había roto aguas que ni me imaginé que ya estuviera cerca el final.
Una de esas veces empujando ví que tenía un poco de sangre y me asusté un montón, aquello dolía mucho, no había apenas descanso... el pánico se apoderó de mi y cuando llegó la auxiliar y me dijo que Gloria me había preparado la bañera y que bajara a paritorio le dije 'Dile a Gloria que suba porque a mi se ma ha roto el útero'. Lo recuerdo ahora y me resulta hasta cómico pero eran todos los miedos que tenía en el subconsciente, y que salieron en ese momento.
Aún así me convencieron para bajar a paritorio y una vez allí al ver Gloria que estaba en el expulsivo me dijo que la bañera estaba preparada, que si quería podía tenerlo dentro, pero que tuviera en cuenta que el expulsivo en el agua era más lento, asi que decidí no meterme. Entonces me preguntó si quería poner música o velas y si habíamos traído cámara de fotos. Yo decía 'mis velas, mis velas' y Jesús subió a la habitación a buscar las velas que había comprado unos meses antes con todo mi cariño y a por la cámara de fotos.
Mientras yo hablé con Gloria sobre mi miedo a la ruptura uterina y ella me dijo que me quitara eso de la cabeza, que así no lograría parir. Me puso el monitor y vimos el latido bien y me tranquilicé, pensé que tenía que confiar en ella y le confesé que me estaba cagando, sí literalmente, así era aunque suene escatológico esa era la sensación, me puse en cuclillas a empujar y ella me dijo que no me preocupara que todas las mujeres se hacían caca, que empujara sin miedo si no mi hijo no podría nacer. De esta forma, yo me puse en cuclillas, me puso debajo la silla de partos mientras le dijo a Jesús que se sentara detrás y me sujetara. Todo esto ya lo recuerdo como un sueño, estaba totalmente endorfinada, y en eso que había leído que le llaman el planeta parto.
Aquí volvió a entrarme un pánico terrible, el cuerpo empujaba sólo de una forma brutal, me daba muchísimo miedo. Recuerdo que Gloria me decía que mirara y me tocara para ver cómo iba asomando la bolsa, que todavía seguía intacta, pero yo estaba muy concentrada en empujar y no quería mirar. El expulsivo fue realmente corto, recuerdo haber empujado unas cuatro o cinco veces, en la penúltima es verdad que sentí como si me rompiera en dos, y en el último sentí perfectamente como el bebé asomaba la cabecita. En ese momento Gloria me dijo que parara, sentí que algo pasaba, de nuevo me pidieron que empujara, ahora sentí los hombros perfectamente. De pronto lo tenía encima, era mi hijo, no podía creerlo, recuerdo nítidamente su tacto y sobre todo su olor ¡qué bien olía¡ Le pregunté a Gloria que si venía con vuelta y me dijo que sí pero que estaba perfectamente, le toqué el culito y busqué si era niño o niña, ¡era niño¡, se llamaría Héctor y me acordé de todas las que viendo mi barriga me habían pronosticado que tendría una niña y me hizo mucha gracia. A partir de ahí de todo lo que pasó en el paritorio sólo me acuerdo de que no podía parar de mirar a Héctor. Su padre cortó el cordón, alumbré la placenta muy rápido, la que por cierto está en el congelador esperando que plantemos un árbol. Después llegó el gine, no le dio tiempo a estar en el expulsivo debido a la rapidez, eran las siete menos cuarto de la tarde, me cosió de un desgarro que me había hecho, 5 puntos, ninguno interno, de hecho se ha curado genial y muy rápido. Discretamente recogieron y limpiaron y nos dejaron solos a los tres, fueron unos momento inolvidables.
Cada vez me alegro más de haber hecho 700 km para dar a luz, sin duda ha merecido la pena.
Me gustaría agredecer el apoyo a mucha gente que ha estado a mi lado. Por supuesto a todo el personal de la clínica Acuario, por hacer un sitio tan especial para dar a luz y para nacer, sobre todo a Gloria que permitió que mi hijo naciera con su bolsa intacta y supo acompañarme respetuosamente en esos momentos tan importantes. A Jara y Lolo por animarme a tomar la decisión de ir a Acuario, a Marta y Noe por sus ánimos y confianza en que podía hacerlo. A mis padres por respetar en todo momento mis decisiones y sobre todo a Jesús, porque en todo momento confió en mí, no dudó ni un instante y entendió mis ganas de vivir el parto de nuestro hijo de una forma natural y respetada, me acompañó y vivió estos momentos tan especiales para los dos a mi lado.
Lo único que me queda por decir es que a mi intentaron robarme estos momentos y me duele que diariamente se los roben a muchas mujeres y sus bebés, espero que poco a poco los profesionales confíen más en el cuerpo y la sabiduría femenina para parir, de esta forma se ahorraría mucho sufrimiento en los paritorios españoles. Y bueno, espero que mi relato sirva a alguna futura mamá igual que a mi me sirvieron todos los que leí en mi embarazo.
Qué bello lo que habéis vivido. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarMira que ya te lo había oído contar, y aún así... ¡qué llorera!
ResponderEliminarCuantas cosas bonitas me has hecho recordar. Para mi, nada que me vuelva a suceder en la vida superará ese momento. Gracias por remover esas sensaciones. Besos
ResponderEliminarPrecioso! Un blog que se comienza con un parto tan bueno, seguro que va a ir muy bien. Uff, me acuerdo del blog de una puérpera que comencé contando el nacimiento de Vera. Supongo que sí, siempre recuerdo la conversación de Bob y Charlotte en Lost in Translation:
ResponderEliminarBob: It gets a whole lot more complicated when you have kids.
Charlotte: It's scary.
Bob: The most terrifying day of your life is the day the first one is born.
Charlotte: Nobody ever tells you that.
Bob: Your life, as you know it... is gone. Never to return. But they learn how to walk, and they learn how to talk... and you want to be with them. And they turn out to be the most delightful people you will ever meet in your life.
jara y yo esperamos seguir vuestros acontecimeientos especiales, aunque sea a unos cuantos km, un beso a los tres de los tres
ResponderEliminarNo sabes como envidio tu parto. Sin miedo, tan segura de tí... Increible Mamen.
ResponderEliminarUn abrazo enorrrme y mi más sincera enhorabuena.